viernes, 9 de octubre de 2020

 

RISAS.

No importan los años que pasen ni los daños que acumule. No importa el tiempo ni el espacio, ni credo ni condición. No hay calor ni frio, ni alegría ni tristeza que pueda compararse con, aunque solo sean cinco segundos, oírte reír de nuevo. Y que en esos cinco paupérrimos segundos, mi mirada se coma la tuya y, ni aun eso, consiga apagar tu risa.

Gracias por convertir tu risa en una sonrisa en mi rostro para el resto del día. Para lo que queda de vida.

Sefarad.