Me decías que querías mirar en
mis ojos el reflejo de quien eras tú, realmente. Me decías que te gustaba lo fácil que hacia
parecer todo. Que te asustaba que te pudiera conocer tanto. Que tenías miedo de
que todo lo nuestro pudiera ir a más.
Hace tan poco tiempo. Hace tanto de todo eso, que es como si una vida
hubiera pasado ya. Yo solo te decía que
te quería. Tú, que no dijera eso. Me
decías que te hacia muy feliz, que nadie te había echo sentir así. Que todo lo
que querías era entender lo que te estaba pasando. Y yo todo lo que quiero eres
tú. Con el tiempo todo cambio. Tus labios
dejaron de hablar, tus miedos crecieron hasta dominar cualquier forma de
valentía. La cobardía se alío con el miedo a perder la comodidad de una vida
que antes no te bastó, pero que ahora decides que te es suficiente. Y ya no
querías mirar mis ojos, pues no querías saber del dolor, es mejor vivir sin
querer saber. Ya no te importaba que te pudiera conocer tanto, pues no me
valdría para nada. Y ya no tenias miedo a que lo nuestro pudiera ir a mas, pues
tu harías que fuera a menos. Y yo, mientras tanto, todo lo que quiero eres
tú. Tú querías que, no hiciera nada que
te pudiera comprometer. Tú querías que matara todo lo que nació de mi para ti.
Que borrara las pruebas de lo que siento por ti. Tú querías que me inventara un olvido, que
te ayudara a olvidarme, y yo, todo lo que quiero eres tú. Tú querías que todo fuera fácil, y cuando no
lo fue, te rendiste. Tú querías que yo entendiera, apelando a mi amor, que
nunca me darías nada más, de lo que, una vez me dio la vida. Tu querías que no sufriera, y cada día me
hacías sufrir más, pero te importaba más el sufrimiento de los demás que el
mío. Y aprendí a volver a llorar, a
sentir que la ansiedad quemaba mi corazón y que, el alma se me escapaba por el
pecho, sabiendo que, para ti, no era eso lo que importaba. Y recordé como
morir, sin recordar como volver a nacer, por que yo, todo lo que quiero eres
tú. Mis recuerdos me pueden engañar, y
los tuyos los puedes borrar. Pero no sé como engañar al amor, quizás puedas enseñarme
tú, quizás prefieras no hacerlo. Yo te
decía que no entendía como se podía dejar de amar de un día para otro, y tú
decías que tampoco lo sabías. Pero ahora que lo sabes no me lo quieres
contar. Descubrir que eres una cobarde
no me sirve. Saber que no sentías tanto como yo no tiene remedio. Aceptar que
te será fácil dejarme atrás, duele. Comprender que amar es una palabra que tú y
yo interpretamos de distinta manera, no me vale para nada. De nada cuando yo,
todo lo que quiero eres tú. Cuando la
rabia me consuma el corazón, y quiera devolverte tanto dolor. Cuando escoja las
palabras que pueden convertir lo más hermoso de tu vida en un infierno, me las
tragaré como un veneno mortal, y callaré. Porque te amo. Y todo lo que quiero
eres tú.
sefaradavid@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario